20 marzo, 2012

Dies Irae & Vermeer

 A la derecha de estas líneas, hay una categoría titulada "La pintura a 24 fotogramas por segundo". La incluí para publicar entradas que, de manera lúdica y a modo de rastreo, pusiese de manifiesto la deuda y el parentesco evidente que hay entre el cine y la pintura. No soy, ni de lejos, un entendido en el universo de la pintura, por lo que los post no tenían la intención de ser extensos y divulgativos sino de proponer el vínculo entre esos dos mundos mediante fotos. Al final, ha ido pasando el tiempo y la intención se quedó en eso, en intención.

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 Ahora me propongo prestar un poco más de atención a este apartado y voy a comenzar por una película rodada con enormes dificultades durante la ocupación nazi en Dinamarca: Dies Irae. Carl Theodor Dreyer. 1943. El argumento cuenta la historia del reverendo Absalon y su esposa adúltera en un pueblo calvinista del año 1623, con sus supersticiones, sus miedos y su facilidad para montar hogueras a gente acusada de brujería por unos tribunales de clérigos que no tendrían nada que envidiar a la Santa Inquisición. Lo que aparentemente es una película religiosa, se convierte en un relato sobre el embrujo de la pasión, dotado de una carnalidad bastante sorprendente. También es una historia de terror. Un tratamiento sobre la intolerancia, con gente perseguida, acorralada y ejecutada por unos fanáticos que pronuncian frases como "un instante de placer es un pecado escondido".

 No hay duda de que Dreyer era un director enormemente interesado en la pintura, cada uno de los encuadres de esta película te arrastra hacia un mundo pictórico deudor de la época flamenca. Filma la pintura con enorme habilidad, no se limita a hacer meras reproducciones de cuadros famosos. Monta una puesta en escena que consigue la magia de hacerte recordar un determinado cuadro que, al comprobarlo en un libro o en internet, ves que no es exacto, sin embargo ha conseguido que pienses en él y reconozcas una relación fuera de toda duda. El misterio es cómo consigue sugerir e integrar eso en la película.

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 He dejado dos fotogramas de la película al lado de dos cuadros de Jan Vermeer que explican con imágenes lo que quería decir en el párrafo anterior. La imagen de la mujer del reverendo Absalon bordando ese tapiz con una luz mágica es uno de los planos más famosos de la historia del cine y te remite directamente (al menos a mí) al famoso cuadro de "La encajera" de Vermeer, ese pintor que se alimentaba de luz y que era reacio a que limpiasen el polvo de las ventanas de su estudio porque esa diferencia lumínica podía significarlo todo. Muchos de sus cuadros representan interiores domésticos con situaciones de la vida cotidiana y con personajes siempre cerca de alguna ventana eternamente situada a la izquierda. Sus protagonistas se dejan acariciar por una luz suave y sosegada (a veces, íntima) que surge de la observación minuciosa del comportamiento de la luz natural en un interior.

 En la mayoría de las películas con un estilo pictórico tan marcado, la luz va de fuera a dentro, intentando dirigir nuestro ojo hacia algún lugar del encuadre. En esta película de Dreyer (también en las demás) sucede lo contrario: parece que la luz sale de la pantalla hacia fuera, parece que irradia luz. Las películas de este director son famosas por lo luminosas que son. No hay visillos, cortinas o ventanas como las de las películas de Dreyer, lo blanco es nuclear y lo negro denso y profundo. Con esto consigue un contraste de una riqueza excesiva como en algunos cuadros de Rembrandt.

 De esta película y de Rembrandt hablaremos en el próximo post.

5 comentarios:

  1. ¿Por qué Dreyer evoca a José Suárez?

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    1. Ocurre que cuando escribo algo en negrita y con cursiva, algunas letras y números cambian dependiendo del navegador que utilice el que abre la página del blog.

      He quitado la cursiva donde pone Jan Vermeer y espero que sea la solución a este enigma porque no tengo ni idea de quién es José Suárez.

      En caso de que todo lo anterior sea incorrecto, ruego explicación acerca de la identidad de José Suárez…

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    2. El error no está en el blog, sino en mi pregunta. Solo sugería un extraño parentesco entre el Dreyer de "Ordet" y el fotógrafo José Suárez.

      http://lembranzas-ines.blogspot.com.es/2010/01/jose-suarez-fotografo.html

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  2. No conocía a este fotógrafo. Tienes razón, la conexión con “Ordet” es inmediata. Posiblemente lo que ejerce de puente entre las fotos que me has mostrado en el enlace anterior y la película de Dreyer son los blancos puros, quemados, sobreexpuestos, tan característicos (y que aguantan en la memoria) de sus películas.

    También los encuadres. Dreyer rodaba (en general) a sus personajes con la cámara a la altura de los ojos y, a veces, por debajo. Si cogemos la foto de esa anciana con el hórreo detrás, la cambiamos por el personaje de Johannes en Ordet y colocamos a su espalda unos juncos y un tendal con la ropa blanca mecida por el viento resultarían imágenes siamesas.

    Viendo fechas hasta puede que fuese Dreyer el que evocase a José Suárez. Que quién sabe.

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  3. Exacto, exacto, los dos tienen la misma monumentalidad en las figuras y el lirismo inmaculado de ese blanco puro que dices. Me encantan. He estado buscando información sobre José Suárez, pero es escasa.

    http://www.cefvigo.com/galego/galeria_suarez_jose.htm

    http://www.coleccioncaixanova.com/autores_346_jose_suarez.html

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