23 abril, 2011

Los ladrones de futuro



 Acerca de… Telefónica. El vídeo que hay encima de estas líneas contiene la escena de la noria del Prater de la película “El tercer hombre”, una de las más famosas de la historia del cine. Harry Lime, despiadado y traficante de todo lo traficable, da lecciones de moral a Holly Martins, escritor de novelurcias y ex-amigo.

 En la época en que se rodó, esta escena donde Orson Welles afirma que “no se puede pensar en términos de seres humanos” podía ser una lección acerca de la corrupción moral, hoy en día es una lección de economía. Vemos cómo el valor de los seres humanos desciende a medida que las cosas se ven desde una determinada altura. Desde esa altura, poco importan cien personas o mil, o un millón… que mas da, son puntitos, hormiguitas, no cuentan.
Esta secuencia, define el liberalismo económico que ahora conocemos como capitalismo del desastre, unos tipos desde sus atalayas en forma de rascacielos usan la economía y el dinero como armas de destrucción masiva, poco importan las consecuencias, lo suyo no es la responsabilidad… es la impunidad.

 Antiguamente, las multinacionales, empresas, corporaciones etc despedían a la gente cuando se reducían sus beneficios, echaban a sus empleados a la calle en pleno síndrome de abstinencia por la reducción del dineral que ganaban antes. Ahora, esto ya no es suficiente para los tipos voraces que hacen de la rapiña su oficio. En Telefónica, van a despedir al 20% de su plantilla después de obtener 10.000 millones de beneficio el año pasado, la codicia insaciable parece ser considerada una de las bellas artes.

 Por supuesto, no hay nadie que meta en cintura a los poderosos y les diga “No lo queráis todo”. Da la sensación de que la economía tiene como principal objetivo robarnos el futuro. Nos dejamos llevar por la rutina diaria, damos las cosas por hechas, tendemos a que sean los demás los que solucionen los problemas y asumimos como normal que todo se desangre para, a continuación, pagar nosotros los problemas que han creado otros. Nos roban el futuro en la medida que dejamos que nos expolien nuestro presente. La gente normal es la que no tiene futuro, los eufemísticamente pudientes, en cambio, tienen un futuro cojonudo, el problema es que “los otros” no tienen cabida en ese futuro, y si la tienen es como esclavos.

 Para la economía actual –esa de la que nos dijeron hace un par de años que le iban a poner correa y que ahora se ríe de nosotros abiertamente- las personas se han convertido en puntitos aplastados por el pulgar que se encarga de las garrapatas.

 A continuación, Telefónica nos bombardeará con publicidad del tipo “Creemos en ti”, “Estamos contigo” o “Qué guays son los autónomos”. Y el bochorno y la desfachatez, simplemente continuarán.

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