A menudo, muchas canciones de Billie Holiday han encontrado un acomodo sin resquicio en las películas de Woody Allen. El zapato ajusta tan bien que es imposible saber quién se refugia, si la canción en la película o al revés. El tema que he dejado más arriba aparece en “Anything Else”, para algunos, una película de “arte menor”.
Ayer estuve viendo “A Roma with love” la película más reciente de Woody Allen. No es una buena película. Ni lo pretende. Como aquel pintor que deja un cuadro a medio terminar, uno tiene la sensación de que a Woody Allen ya no le importa demasiado el hecho de atar bien la mercancía. Pero claro ¿quién no querría un cuadro de Picasso a medio terminar?
Woody Allen vende sabiduría en un mercado que se está quedando sin clientes. “La vejez te da sensatez” afirma un personaje de la película. “No, la vejez solo produce agotamiento” rejonea el otro. ¿Es posible que Allen hable de sí mismo?
Maradona ya no está para correr la banda. En el pasado mundial, cuando entrenaba a la selección Argentina, unas imágenes suyas lanzando faltas a balón parado durante el entrenamiento dieron la vuelta al mundo. Allí estaba el gordo, insuperable. Mientras los jugadores permanecían un poco con la boca abierta, los demás nos percatábamos de que entre la pelota y Maradona sigue habiendo un notable rango de amistad a la hora de quitar las telarañas de las escuadras.
“A Roma with love”, sin ser una gran película, contiene dos o tres ideas tan magistrales que a uno le dan ganas de salir a la calle dando bocinazos ante el hecho de que alguien siga pariendo ocurrencias de ese calibre.
La cosa es así: hay gente a la que ya no le preocupa mucho el resultado del partido, sin embargo meten goles por la escuadra cuando quieren. El desperdicio de talento nunca le ha importado a aquellos que tienen de sobra.
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