Circulan muchas historias acerca de la tacañería legendaria de Charlton Heston. Enrique Herreros, en 'A mi manera' (Modus Operandi, 2015), cuenta lo que ocurrió en Oslo mientras se rodaba 'La llamada de la selva', una coproducción europea que contaba con equipo español. Heston, protagonista de la película, organiza una cena de cortesía a los españoles que habían rodado con él 'Marco Antonio y Cleopatra' el año anterior. También acude el jefe de producción inglés. Terminan de cenar, los clientes van desapareciendo del restaurante, los camareros bostezan, y cuando ya es imposible alargar el tiempo de descuento, Charlon Heston levanta la mano, al parecer un gesto inaudito en su naturaleza, y dice: «The check, please». La cuenta pasa por delante de algunos comensales, que se echan para atrás sobrecogidos. Heston coge la nota, la adormece, saca la cartera y la abre, algo nunca visto en el hemisferio occidental. Entonces el jefe de producción inglés comete un error logístico de primera magnitud: «Let me see». Solo se interesa por los precios noruegos pero... toca el papel. Heston cierra la cartera. Ya imaginan quién se hizo cargo de la cuenta.
Charlton Heston podía protagonizar historias como esta y luego renunciar a su salario con tal de que Orson Welles rodara 'Sed de mal' o Peckinpah pudiera terminar 'Mayor Dundee'. Era un tipo sorprendente. También llama la atención su ansia gladiadora, es decir, su tendencia a lucir pantorrilla, salir desnudo de cintura para arriba y transpirar. Esto ocurre en 'Cuando ruge la marabunta'. Heston, rico propietario de una hacienda en medio de la jungla sudamericana, cansado de la soledad y con la intención de tener un heredero, se casa por correspondencia. Cuando llega su esposa (Eleanor Parker) encuentra a un hombre impulsivo y machista, acostumbrado al poder y al vasallaje. Su desconcierto es mayúsculo al conocer a su mujer: bella, elegante, sofisticada, de conversación inteligente y un mal genio comparable al suyo. Si algo se recuerda hoy de esta película no son las aventuras exóticas ni las hormigas asesinas sino la melena roja de Eleanor Parker y sus divergencias conyugales con Heston, repletas de diálogos con dobles sentidos y miradas de temperatura selvática. Cine de sofoco tropical y tensiones sexuales narradas de contrabando. La verdadera marabunta resulta ser Eleanor Parker, una pelirroja con todas sus consecuencias, que diría el Michaleen Flynn de 'El hombre tranquilo'.
(Publicado en La Voz de Galicia)
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