En este deporte divertido (para unos pocos, claro) de rastrear pintores a través de películas, hoy teclearé un tercer y último post sobre "Dies Irae". Esta historia, sombría y luminosa a la vez, es un tratado sobre la intolerancia, el miedo y el fanatismo. Sin embargo, hay un pequeño atisbo de felicidad, una especie de interludio romántico cuando dos de los protagonistas, que viven un amor apasionado y prohibido, salen a “airearse", abandonan por unos instantes esa historia enclaustrada y claustrofóbica de gente ahogada por el temor y pasean por el campo y los trigales dejando que la luz se apodere momentáneamente de la película.
La naturaleza, en las películas actuales, casi siempre tiene el mismo tratamiento: puede ser un símbolo de libertad, ya sabéis, nido de anarquistas como "Robin Hood" o "Braveheart", o puede ser un territorio hostil, como en esas películas de "que mala es la jungla para el hombre" y tal. Hay una tercera vertiente, muy de moda en la actualidad, que es la fábula ecologista. "Avatar" es un ejemplo de esto último, aunque no deja de ser paradójico que esa naturaleza tenga que ser creada por ordenador, pero así son las cosas ahora. Lejos quedan aquellos tiempos donde, en "Bailando con lobos", salía un lobo.
Los pintores del romanticismo alemán del XIX, quizá el más conocido sea Caspar David Friedrich, hacían un tratamiento del paisaje estético, con esa sensación tan dominante de los artistas románticos de aproximarse mediante la naturaleza a la sensación de lo infinito, pero, de alguna forma, también proponían una especie de paisaje reflexivo.
En muchas de las obras de Friedrich, hay una figura (o una pareja) de espaldas, en primer término, que se utiliza como puente para dirigir la vista del observador hacia el fondo del cuadro, que puede ser algo íntimo (niebla, el mar) pero también majestuoso (una cordillera, montañas). Este rasgo (entre otros) es uno de los elementos más utilizados en el cine a la hora de añadir profundidad a un encuadre y dirigir la vista del espectador hacia la lejanía.
"Dies Irae" hace un uso del paisaje con intención. Como sinónimo de vida, de plenitud, de alegría, de serenidad. La película sigue las huellas de esos pintores románticos que pretendían, no sólo pintar un paisaje, sino ilustrar un estado de ánimo.
Será que os dous eran calvinistas redomados... Cando os protestantes queren intiminar co altísimo non van ao confesionario, van á natureza, que é a súa expresión. Por iso en Friedrich as figuras aparecen sempre de costas, diminutas, contemplativas. Mira o monxe á beira do mar que pasmado
ResponderEliminarhttp://www.caspardavidfriedrich.org/Monk-on-the-Seashore-large.html
O que para min é un misterio é esa luz exterior de "Dies Irae" lunar, fantasmagórica
Demasiado cielo para un solo monje.
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